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lunes 8 de octubre de 2007

Fred Kelemen en Chile II

Por fin llegó Fred Kelemen a Chile. Debo reconocer que sinceramente me dieron exactamente lo mismo las casi 11 horas sentado en bus con tal de ver dos de sus películas, "Fate" y "NightFall", por muy snob que suene la frasesita.

Valdivia, mas entusiasmado en Fernando Lasalvia y Pablo Mackenna, corría a repletar la exhibición de "Radio Corazón", película chilena que profundiza en aquello que obsesiona tanto al público de cinehoyts: el sexo.

Debo decir que las películas de Kelemen hablan de sexo. De sexo por dolor, de desesperanza por el otro.

Cuando partió "Fate", la primera película que se exhibió de este importante director contemporáneo, me pareció que algo estaba funcionando. Una dimensión nueva que no tiene que ver con la historia, sino mas bien con el espectador. Secuencias largas, demasiado largas, de personas de la calle, filmadas en video y pasadas a 16mm, ensuciando y convirtiendo al cine en un elemento plástico, dotado de textura, de la misma suciedad que Pollock llenaba sus telas, o del mismo desgarro que Bacon dotaba sus elementos conformando un panorama asfixiante, cerrado aunque se vea siempre la ciudad.

 

"Fate" es una metáfora de la ciudad y de los ciudadanos. De que sirve tener ciudad, si las personas están fracturadas por dentro, en su esencia misma, parece preguntarse cada sucesión de planos secuencia. "Es como la vida misma", señaló Kelemen, y no podía estar mas en lo cierto: en donde exista personas debería haber un punto de vista, lo que se apaga lentamente por la aplastante cotidianeidad del inmediatismo. Estas películas, cincuenta años despues, nos brindarán un panorama de la Alemania post caída del Muro, donde los extranjeros se adueñan del Primer Mun do para aprovechar todo lo material que este otorga.

"Fate" es una película mínima, de una poética mayúscula. Quizá no es una película, sino una expresión contemporánea sobre las soledades conjuntas, aquellas que viven los marginales del tercer mundo, de aquellos que deben convivir sin mirarse, y que deben sufrir por que es mejor eso ante la nada.

La película causó un silencio estremecedor en la sala. Aplausos, si, pero no quedaban ganas de preguntar mucho, por que creo todos nos quedamos pensando.

"NightFall" fue la segunda película proyectada. De casi tres horas de duración causó la desesperación de las peloláis que querían ver la última de Matías Bize. La película conserva el tono de "Fate", aunque con una cierta pulcritud que, digámoslo, no tiene que ver con esplendor visual. Esa suciedad, esa aparente oscuridad que va develando detalles secuencia a secuencia, lentamente articula un corelato entre texto e imágen, como un diálogo que termina por recrear una tercera dimensionalidad basada prácticamente en el espectador y su capacidad para releer ese mundo. Kelemen señaló su particular concepto de felicidad, aquella que se basa en la posibilidad de anhelarla.

Esa permanente búsqueda, que puede ser recubierta de dolor, físico y sentimental, no es sino la relación persona-emoción sobre la que el mundo contemporáneo se sustenta. La superposición de sentimientos, rodeado de un desolador panorama, nos entrega claramente su visión sobre la vida: personajes sujetos a su entorno, tristes en sus ciudades, tristes en sus bares, tristes en sus canciones.

"NightFall" es la historia de una pareja que se separa una noche. Cada uno toma caminos diferentes, de odio por el otro, de rencor, pero también de amor. Quien no ama, no podría actuar impulsado por el accionar de cada uno de ellos, una chica acostándose con el primer tipo que encuentra, y un chico tratando de sacarse de la piel el nombre de su amada.

 

¿Que película utiliza los Fados de Amalia Rodríguez de manera tan explosiva y a la vez intimista? Dudo haber visto una secuencia con boleros tan terrible como la de "NightFall", o una secuencia de karaoke tan desesperanzadora como la de esta película. Estan todos los elementos del pop, pero es una película tan dark que mas se parece al "Decálogo" que a Lynch, aunque el puente entre uno y otro se hace consistente en este film...pero ¿son ambos autores tan distintos, si en los dos se evidencia la exploración formal desde los seres humanos? La personalidad múltiple, o mejor dicho la personalidad construída por capas.

Todos esos adjetivos como "poeta visual" que le tildaban quienes no entienden muy bien los movimientos cinematográficos contemporáneos, quedan de mas al lado de una filmografía austera, detallista, y creada especialmente para ser vista mas de una vez y entender(nos) en cuanto somos desde nuestra raíz.

 

La crítica va a nivel de distribuidores. Hace poco leí un artículo que decía que no vendría Arctic Monkeys por que ningún empresario estaba dispuesto a auspiciar un evento de estas características. Entonces, mientras dependa de los empresarios, nunca tendremos en su mejor momento las películas de Bela Tarr, de Sokurov, de Todd Solondz o incluso de un taquillero David Lynch, a menos que lleguen en DVD. Y eso ya no es lo mismo.

Etiquetas: arte y vanguardia en chile Publicado por cine underground chileno.

Cine Underground Chileno

 

 


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